La palabra como semilla es fruto del trabajo del jardinero. ¿Qué otra cosa podría ocurrirle a alguien enamorado de las plantas, como Gsús, si no el querer florecer con verbos y adjetivos? Expresar la emoción que transmite un color puede ser el atisbo de la primera raíz en un folio, mientras se admira una corola con las manos cubiertas de tierra. Entonces, habrá que regarla con cariño, para que continúe formando un tallo que sustente muchas hojas. Una gota de sudor puede resultar perfecta para tal fin, y el papel la recogerá con agrado, recordando aquellos tiempos en los que esa celulosa formaba parte de un árbol. El mundo florece para ser escrito me lleva a los trabajos del cuidado en un jardín, a la sorpresa continua que es un parque, por yermo que se encuentre. La mirada del jardinero hará que encontremos un vergel, incluso entre los rastrojos secos, que son memoria de un paraíso perdido.
Para leer este libro hay que sentir la tierra entre las uñas, el dulce escozor del arañazo de una espina, la fragancia de la celinda, el canto del gorrión. De la mano de Gsús conseguiremos todas esas sensaciones, rodeados de plantas y de sus flores. Si hay que creer en un Edén, puede que sea un jardinero el que mejor conozca el secreto de dónde encontrarlo.
Aunque puede que no tengamos que mirarlo desde este lado amable, y admirar al jardinero como un ecosicario capaz de arrebatarnos el asfalto con sus bombas de semillas, con su azada que destruye el páramo urbano establecido y su pavimento, con su agua que limpia el polvo de los neumáticos que tanto ha costado depositar sobre nuestras polucionadas conciencias. También Gsús nos guiará por la senda de ese activismo jardinero.
¿Y qué decir de los recuerdos, de nuestra propia existencia? En las líneas trazadas por este jardinero poeta, sus recuerdos nos llevan a los nuestros propios, de la mano de flores de corregüela.
Sea como fuere, sentimientos o sensaciones, las plantas tienen las respuestas. Y, a falta de ellas, las palabras. ¡Seguid leyendo, seguid germinando, seguid floreciendo!
Madrid, de cara al otoño de 2021
Eduardo Barba Gómez
Jardinero, paisajista, profesor de Jardinería e investigador botánico en obras de arte.
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